Promoción del Coleccionismo

A modo de conclusión: Buscando la luz

Las tres categorías de temas propios del arte parietal, zoomorfos, antropomorfos y signos, repite Méjica en buena parte de su Prehistórica. Como aquéllos, pueden aparecer sus "iconos prehistóricos" aislados o formando grupos, también con evidente descuido, en ocasiones, de las proporciones respectivas. Si a menudo se ha negado el sentido de composición al artista paleolítico y se han estudiado los conjuntos como sumas de motivos aislados, sin organización alguna, esta ausencia de composición aparente ha sido tomada por Méjica no sólo como característica personal, sino como un argumento más a favor del sentido mágico de su obra. La policromía, el recurso a los "estigmas" del soporte, las superposiciones, tan frecuentes en el arte primigenio, así como la clara ausencia de cualquier intento por sugerir paisaje o atisbo realista, son otras características asumidas plenamente por el arte de este asturiano universal. Indefectiblemente, la obra de Méjica ha sido objeto de numerosas interpretaciones, desde los que inciden en su carácter mágico, que en algunos casos vinculan con muchas de las poses chamánicas adoptadas por el artista, hasta los que con maneras puramente descriptivas lo encuadran sin más en las coordenadas del surrealismo, léase en la galaxia de Miró; tampoco le faltan los detractores que desde el feudo de sus prejuicios o intereses putativos le descalifican inmisericordes o le omiten sistemáticamente.